miércoles, 14 de mayo de 2008

Observando...

Miro por mi ventana y contemplo un gran cielo gris. Fuera llueve. Analizo el ir y venir de las gentes: con prisa, con torpeza e incluso alguno que otro con una tremenda serenidad, como si el tiempo no corriera para ellos.
Me recuerdo hace unos 18 años, sentada en mi habitación, mirando por la ventana, esperando a que algo "grande" ocurriera, algo que perturbara aquella rutina que pesaba como una gran loza. Y miraba los tejados, las antenas, repasando mentalmente cada línea, cada sombra del paisaje. Aquellos años fueron los mejores, un espíritu libre que ya empezaba a buscar su sitio, que maduraba con una gran lentitud y que soñaba, sobre todo soñaba... Y ahí creo que comenzó mi peculiar afición por observar a los demás.
La vecina de enfrente fregaba el acerado con agilidad y rapidez, y yo intentaba imaginar lo que pasaba por su mente: ¿estaría ese día triste? ¿contenta? ¿cansada?... ¿pensaría en su marido? ¿en sus hijos? ¿o en cómo llegar a fin de mes con el mísero sueldo de su marido? Sus movimientos no me daban datos para adivinar sus emociones. Y seguía observando, como lo hago ahora tantos años después. Siempre me ha gustado observar a la gente e intentar descubrir sus problemas, sus sentimientos...

Sigue lloviendo... un coche ha parado en la esquina. Su conductor un hombre bastante corpulento mira por la ventanilla con impaciencia, parece que espera a alguien. ¿Qué ocurrirá en su vida? Somos millones de personas en el mundo, y existen millones de problemas, de tristezas, de penurias, y lo que otorga ese matiz para que cada uno sea distinto al otro es la persona que los sufre.
Me provoca una gran inquietud el pensar que, en un momento dado, pueda ser yo la observada. Que alguien intente analizar mis movimientos, mis miradas, para buscar una referencia que sea útil para un análisis improvisado. Aunque siendo realista he de admitir que no es una afición muy común eso de ir observando a los demás, conocidos o no, para desnudar sus sentimientos, lo que me hace pensar que, bichos raros como yo, afortunadamente, no ha demasiados....

5 comentarios:

CARINA dijo...

creo que la virtud de observar ,es algo innato en algunas personas y seguramente eso te hace sacar conclusiones, vos tenes esa vitud y gracias a ella hoy nosotros disfrutamos de leerte...
un besito

Carmen dijo...

No eres un bicho raro, eres especial, lo has sabido reflejar muy bien en estas líneas. No todo el mundo tiene la capacidad de intuir el ánimo ajeno. Observar no es malo, de hecho es un gran método de aprendizaje.

Leí la entrada que me dijiste en mi destroza ladrillos, me encantó. Te dejé un comentario. Gracias por tus ánimos, eres un cielo.

Besitos

Iván dijo...

O no eres tan extraña o ya somos los dos los que observamos a la gente. Yo lo hago inconscientemente. Y, últimamente, me imagino que les descibo como si les plasmase en una historia. Desde lo que piensan a sus problemas y carácter. Y no estan difícil. Solo hay que fijarse en sus caras y en su forma de vestirse. Como también nos ven los demás a nosotros...

neruda dijo...

Carina, Carmen, muchas gracias, creo que me leéis con muy buenos ojos...jajaja.
Iván lo tuyo creo que es porque en tí hay un escritor y lo ves todo con ojos de escritor. Observas algo e imaginas cómo lo describirías en un relato, y transformas a cada persona en protagonista de una hitoria. Tener esa capacidad me parece realmente fantástico.

Maria dijo...

Pues la verdad es que creo que el saber observar es una cualidad estupenda, asi que de bicho raro nada

un saludo!

perdona que no haya hecho el meme, pero algun dia me pondré con todos los que tengo pendientes, ja,ja,ja!!