martes, 9 de febrero de 2010

Mis relatos...

"Fallen.."





Luis abrió rápidamente los ojos ante el sonido del teléfono. Se sentó en la cama, con ambas manos posicionadas sobre su cabeza haciendo descansar sus codos en las rodillas, y aunque tan solo fueron unos segundos, pasó por su mente el no contestar aquella llamada.
Como bien había intuido, era Carlos, su amigo desde hacía años, proponiéndole una salida de sábado noche. Estos últimos meses habían sido tremendamente complicados para él, un remolino de sentimientos inundaban su alma, y el recuerdo de Ana lo marcaba cada hora del día.
Había sido una relación demasiado tormentosa, con varias idas y venidas que habían dañado enormemente a un Luis excesivamente joven, con demasiados proyectos inacabados y sueños por cumplir, y aquel vínculo lo había convertido en alguien con cierta fragilidad.
Accedió a salir ante la insistencia de Carlos; era cierto lo que en más de una ocasión le comentaba la gente de su entorno, necesitaba salir, distraerse y sobre todo olvidar...
Aquella parecía una noche más de sábado, en aquel pueblo donde Luis sentía que se ahogaba, donde no terminaba de encajar, pero sobre todo, donde percibía que no estaba su lugar.
Se encaminaron hacia la discoteca donde normalmente iban cada fin de semana, bajaron las escaleras, y se posicionaron cerca de una de las barras del local...Luis giró la cabeza hacia una zona despejada y algo llamó poderosamente su atención. Había una chica, alta, morena; llevaba el pelo recogido en una especie de moño, vestía chaqueta vaquera y pantalón a juego, y por un momento pensó que era Ana. Ese nudo en el estómago duró unos segundos, el tiempo necesario hasta comprobar que no era ella. Pero a pesar de eso, seguía llamando su atención.
Durante varias minutos la observó concienzudamente, sin conseguir que sus ojos se cruzaran en ningún momento, pero cual cenicienta, la misteriosa chica desapareció sin dejar más rastro que el recuerdo en la memoria de Luis.
La semana pasó rapida. Luis andaba bastante ocupado y apenas pensó demasiado en aquella chica, pero si bien es cierto que esto cambió al llegar el próximo sábado. Esta vez fué él quien llamó a Carlos para quedar, pensaba que quizá con un poco de suerte, volverían a encontrarse en el mismo lugar, y efectivamente, así fué.
La vió nada más llegar, estaba en la misma zona que la semana anterior y con el mismo grupo de chicas, y curiosamente vió hablando con una de ellas a alguien que conocía de hacía algún tiempo. Pensó que ese podía ser su talismán, y que él podria ser su nexo de unión.
Quería conocer a esa chica, dislumbraba en ella un aire distinto al resto, y después de hablar con ese conocido en común, se encontró frente a ella, esperando a ser presentados.
- Luis...Ana...Ana...este es Luis... Su respiración se entrécortó y aquel - "Ana", había pesado en su alma como una auténtica loza. Demasiadas coincidencias, demasiado provocar al destino...por un instante Luis deseó salir de allí y alejarse de aquella tentación.
La veía cada fin de semana, frecuentaban los mismos ambientes pero realmente no tenían un trato demasiado cercano, él no terminaba de mostrarse ante ella y el miedo de ese viejo fantasma del pasado, pesaba demasiado en él.
Se sentía contrariado, descolocado...realmente no sabía si sus sentimientos hacia ella venian dados por el recuerdo de ese gran amor, o realmente esta nueva Ana, había despertado en él algo que pensó dormido.
Necesitaba pensar, encontrarse a sí mismo, no quería hacerse daño y mucho menos hacer daño a esa persona, que ajena a todo, veía cada fin de semana.
Era un chico demasiado maduro, con la cabeza bien amueblada y con un aire también distinto, algo en él marcaba su gran personalidad, y para Ana, esto no había pasado desapercibido, pero apenas había tenido ocasión de conocerlo con mayor profundidad, y ante aquella distancia que Luis se encargaba de marcar, ella simplemente, prosiguió su vida sin mirar demasiado atrás.
Había pasado algo más de un mes en el que Luis había conseguido poner en orden su mente, pero sobre todo su corazón, el comprender que eran dos personas diferentes, y por tanto, diferenciar sus sentimientos hacia ambas, le había resultado complicado, pero aquel sábado estaba dispuesto a hablar con ella, proponerle una cita para tomar un café o una copa, y así poder retomar lo que en su día había dejado aparcado por sentirse excesivamente confundido.
Aquel sábado sentía seguridad, y hasta un cierto aire de protagonismo, y mientras bajaba las escaleras que conducían a aquel local, ensayaba mentalmente las palabras que le dedicaría.
La vió a lo lejos, en el mismo lugar de siempre, la observó un momento desde la distancia, y se dispuso a acercarse y hablar con ella. Pero a medida que el recorrido se acortaba, empezó a intuir que algo había cambiado. La vió junto a un chico, y la sonrisa que le dedicaba a éste sembró en Luis una sospecha que necesitaba disipar, y el planteamiento de aquellas palabras ensayadas mientras bajaba esos escalones cambiaron de forma radical.
Se acercó lentamente hasta ella...la miró a los ojos y le preguntó: -"Ana..disculpa..por casualidad estás saliendo con ese chico..?". Ana, sin dejar de mirarlo a los ojos, respondió: -"Sí...". Luis bajó su cabeza, dió media vuelta y percibió que esa respuesta era evidentemente el fin de aquella historia.
Años después, mientras sonaba en la radio de su coche "Fallen" de Lauren Wood, y mientras divisaba a lo lejos Córdoba iluminada, recordó haberla visto vestida de novia en una fotografía en el escaparate de una tienda, y una sonrisa se dibujó en su rostro al recordar lo guapa que estaba, pero sobre todo al percibir que su deseo en aquel momento fué de absoluta felicidad para ella.
La vida ahora le sonreía, y era capaz de mirar atrás de forma limpia, pero sobre todo, sin que le atormentaran aquellos viejos fantasmas que tanto lo habían marcado.....

viernes, 5 de febrero de 2010

Un regalo para los oidos...

Hace unos días que me he reencontrado con alguien que conocí hace unos 17 años, y del que no sabía nada desde entonces.
Es curioso porque en pocos días creo que hemos conocido el uno del otro mucho más que en aquella época, y uno de sus regalos ha sido el compartir conmigo esta maravillosa música.
Cuando la escuché por primera vez, provocó en mí numerosas sensaciones, y me emocionó de manera especial. Esa emoción iba aumentando a medida que transcurría dicha melodía.
Todos conocéis mi capacidad para soñar, y esta música, me invita precisamente a eso, a soñar...no os suena a puro sueño??.
Creo que es una de las melodías más bellas que he tenido oportunidad de escuchar, y lo más increible es que hace que,durante esos algo más de 3 minutos, me sienta llena. Despierta en mí ternura, sensibilidad, paz, ilusión, un puntito de melancolía, pero no me transmite tristeza ni desazón, y en este punto de mi vida, es mucho más de lo que puedo desear.
Sin duda...si viera mi vida como si de una película se tratara, esta sería su banda sonora...