lunes, 28 de septiembre de 2009

Hoy, me como el mundo....

Hace unos cuantos días, me levanté como cualquier otra mañana...con los ojos a medio abrir iba haciendo eses de pared a pared a lo largo del pasillo hasta la habitación de mis hijos, y como de costumbre...me metí en la cama del pequeño porque le encanta que lo despierte a base de caricias, y lo cierto, es que a esas horas el sueño me pesa tanto que no soy capaz de acariciarlo estando de pié, así que cualquier día... me quedo frita a su lado y pierden cole.
Lo espabilé después de comerme su nariz....su oreja....sus dedos...y cómo no....de hacerle cosquillas en el cuello, su debilidad (supongo que en eso ha salido a su madre), y una vez despierto el pequeño...tuve que pasar a la cama del mayor y empezar una rutina, cuanto menos, parecida.

Era un día más, y todo estaba cuadriculado al detalle: cada acción está medida en el tiempo, y cuando surge algun "imprevisto" (como que se me haya olvidado planchar el baby de Jorge), ya voy de cabeza.
Pero en esta mañana no hubo nada inusual, todo iba según el plan establecido, y los llevé al cole con gran puntualidad.
Volví rapidamente a casa, recogí lo indispensable (vamos, lo justo y menos), me duché y me arreglé con la intención de hacer unas gestiones, y cuando me miré en el espejo me dije: "Toni....hoy te comes el mundo".....JÁ JÁ JÁ....supongo que el mundo todavía tiene una indigestión por haberme devorado a mí aquel día.
Pues bien....saqué mi coche de la cochera....puse Kiss FM con más volumen del normal (vamos, no tanto como esos jovencitos que se gastan la paga del mes en esos enormes altavoces que solo cogen en el maletero), pero sí...el volumen era alto.
Conduciendo me siento genial....es como si lo tuviera todo bajo control, como si me sintiera tremendamente segura de mí misma (a esto quisiera dedicarle una entrada completa), y me dirigí al centro de mi cuidad.
En seguida encontré aparcamiento y pensé..."ves Toni...hoy todo te saldrá redondo"...claro...que en ese momento...no sabía que redondo...lo que se dice redondo...no iba a salir..
No habría andado 20 metros desde donde había dejado el coche, cuando tropecé de manera estrepitosa, con el consiguiente movimiento de "me caigo...no me caigo..me caigo...", bueno, por fortuna conseguir mantener el equilibrio y no llegué a besar el suelo como el Papa, pero mi cara hubiera servido como semáforo de la salida de parrilla de la F1. Bueno, seguí caminando, algo más nerviosa claro está, y pensando "Bueno Toni, no pasa nada, todo el mundo ha tropezado alguna vez...esto no es nada".....Pero lo peor estaba por llegar....Entré en el banco, tenía que gestionar unos pagarés y me dirigí a la mesa donde Manu, mi asesor financiero (joder que bien suena eso...aunque no tiene mucho que asesorar...porque donde no hay...no hay), siempre me soluciona cualquier papeleta. Pero, sorpresa!!!!...Manu estaba de vacaciones, así que pregunté a la chica de la mesa de al lado quien podía hacerme esa gestión. Bueno de una mesa me mandaban a otra y al final me dijeron que podrían hacermelo en la misma ventanilla, con lo cual, hice la pregunta de rigor "quien es el último?", y a hacer cola.
Una misma cola para tres ventanillas, dos chicas y un chico...y yo por ser tan tímida, sinceramente, pensé "pues mejor que me toque alguna de las chicas...", pero nooooooo, me tocó el chico que además era nuevo (cosa que he descubierto hoy), y que parece que todavía no había aprendido a tratar con tacto a la gente.
Le expliqué el tema y me decía una y otra vez que lo que yo le pedía que hiciera (nada ilegal..o al menos nada que Manu no hubiera hecho mil veces en el último año), no podía ser....resoplaba, me hacía preguntas, volvía a resoplar, me miraba con desconfianza y volvía a resoplar...leía una y otra vez los pagarés, y me sermoneaba diciendo que "eso" no se podía hacer....Cuando quise darme cuenta, eran bastantes las personas que miraban con recelo aquella conversación y yo pensé... "mundo ...no te como...pero por favor...tierra..tragame...". Me tuvo un buen rato con los resoplidos y las regañinas, y lo cierto es que en ese momento me sentí tremendamente mal. Para un día que decido comerme algo más que mis miedos....La cosa es que después de salir del banco, tenía que haber ido a hacer unos recados, pero me hizo sentir tan mal....que me metí en el coche y volví a casa.
Supongo que esto que cuento no es nada nuevo, que a todos nos han puesto la zancadilla en alguna ocasión haciéndonos sentir, cuanto menos, pequeñitos, pero lo que más impotencia me hizo sentir fue que no tuve el carácter suficiente como para haberle dicho cuatro cosas bien dichas y haberlo puesto en su lugar. Siempre intento comportarme con educación, aunque he de admitir, que el agachar la cabeza no tiene nada que ver con el saber estar.
Pues bien...mañana me comeré....pues sí...sigo pensando que puedo comerme el mundo y a ese larguilucho sentado en su butaca (aunque creo que me sentaría mal), pero lo que sí es cierto, es que cuatro palabras dichas por alguien que debería comer más cereales integrales (por el estreñimiento que imagino tenía) y esa enorme calor en mi cara, no van a dejarme en la cuneta...puede que hace unos meses eso hubiera sido más que suficiente para dejarme K.O., pero hoy por hoy admito que perdí esa batalla....pero me siento con ganas de ganar la guerra....

domingo, 27 de septiembre de 2009

Mis Relatos...

Un sueño por cumplir...


Lucia abrió la ventana con la simple intención de empaparse de la luz de ese nuevo día... Una suave brisa penetró por su nariz inundando de aire frio sus pulmones. El encaje de su camisón se movía al compás de aquel remolino de viento, pareciendo bailar una de esas canciones que tanto sonaban en aquella vieja radio empotrada en un rincón de su habitación. Volvió a respirar hondo, con sus ojos aun cerrados a la luz, y con la serenidad de alguien que siente que ya no tiene nada que perder.
Las voces de los temporeros pasando por debajo de su ventana, la devolvieron a la realidad, abriendo timidamente los ojos hasta visualizar por completo la empedrada calle.
Miró con calma a aquellos hombres, ataviados con viejas ropas, abrigos roidos y bolsos donde se podía intuir estaría su comida del día. Siempre pasaban hablando con todo alto, con risas causadas por bromas perpetradas al más joven del grupo, y por supuesto, silbando a la chica de la panadería de enfrente.
Lucia sonrió levemente...hacía tiempo que nadie le silbaba, ni una sola mirada de complicidad, ni una mueca que indicara que había llamado la atención de algún apuesto joven...nada. Se paró por un momento a analizarse nuevamente. Su flequillo tapaba medio rostro, y resoplando para apartarlo de su boca, pensó en lo insignificante que era para el resto del mundo. Siempre había creido tener un mundo interior sumamente rico, algo tremendamente especial por aportar, pero eso parecía haber pasado desapercibido por practicamente todo el mundo.
Buscó en su armario algo de ropa, alisó su largo pelo con aquel viejo peine desdentado, y se recogió su gran melena en una enorme coleta. Lavó su cara en aquella palangana de porcelana decorada con grandes cenefas azules y calzó sus zapatos negros, esos que siempre se ponía cuando solía salir de compras por su gran comodidad. Se dispuso a bajar a la planta inferior, donde suponía se encontraría a su madre preparando el desayuno. La agarró por la cintura, soltándole un sonoro beso y se dispuso a tomar aquellas tostadas con mermelada de frambuesa.
Hoy tenía que ir al centro de la ciudad, y lo cierto es que odiaba aquellas salidas. Su gran inseguridad y esa autoestima en decadencia, hacían de su mundo un lugar mucho más seguro, menos complicado, y el salir de él se convertía en una ardua tarea.
No terminó de comerse la última tostada y casi de un solo sorbo terminó su zumo, había llegado el momento de salir al mundo exterior.
Salió a la calle dando un portazo a aquella vieja puerta de madera, rallada y desquebrajada por los pequeños que jugaban a la pelota frente a ella cada día, y que utilizaban como portería improvisada siempre que su madre salía a pasear cada tarde durante una hora, más que por prescripción médica, por pura distracción.
Andaba cabizbaja, sin tener el mínimo interés por descubrir el rostro de los viandantes que se cruzaban con ella. Llegó a la parada de autobús y tomó asiento sin levantar los ojos del suelo.
Había pensado en numerosas ocasiones, que, quizá, un día, cuando menos lo esperara, algo maravilloso ocurriría en su vida...en la cola del super, en un paso de cebra, o en la parada del bus...alguien le dirigiría una mirada, una palabra, o mostraría cierto interés por ella, cosa que no había pasado desde hacía demasiado tiempo.
El bus llegó con unos minutos de retraso y Lucia se dispuso a subir a él. Estaba mirando por la ventanilla cuando, a lo lejos, vió a un chico correr apresuradamente para intentar subir a aquel autobús. El conductor puso el vehículo en marcha dejando aquella figura atrás. Lucia recriminó a aquel señor de apariencia corpulenta y bigote canoso el que no hubiera detenido por un momento el bus, aunque solo consiguió una mirada envenenada por su parte. Sintió la calor en su cara, como en tantas otras ocasiones, y pensó por un momento cómo se había atrevido a alzar la voz para denunciar aquel comportamiento.
Estuvo analizando durante todo el trayecto aquel impulso, algo totalmente inusual en ella. Había pensado en aquel chico, recordaba su ropa, y como se movían sus mofletes al son de aquella carrera. Sonrió por un momento y volvió a sentir como su cara se encendía.
Había llegado a su parada, cerca del banco donde tenía que arreglar una serie de documentos, y había decidido que una vez hubiera zanjado el tema bancario, volvería a casa sin detenerse ante aquellos escaparates ataviados para una Navidad ya muy cercana.
Estaban a primeros de mes, y eran muchas las personas de edad considerable que se agolpaban en las distintas ventanillas para recoger su paga mensual, con lo cual el arreglar aquellos asuntos le llevaría más tiempo del deseado.
Después de más de 45 minutos en aquella entidad, pudo finalizar por fín aquellas gestiones y se dirigió hacia la salida.
Tenía cinco minutos antes de que llegara el autobús que de nuevo la llevaría hasta cerca de casa y anduvo con rapidez hacia la parada.
Por un momento su estómago se encogió, y el pulso se le aceleró enormemente...estaba allí, en la parada, el chico por el que ella había protestado, esperando probablemente el mismo autobús que ella y de repente sus piernas empezaron a temblar.
Había bajado su cabeza y se dispuso a tomar asiento en la parada. Él permanecía de pié, apoyado en una farola, con una mano metida en su bolsillo y la otra sujetando un cigarrillo.
-"Vas a la zona norte?", le dijo él mientras expulsaba el humo de su cigarro.
"Dios..le estaba hablando...ese chico...y era muy apuesto, demasiado..." pensó Lucia entre nerviosa e ilusionada.. -"Pues sí...antes te ví...perdiste el bus..." contestó ella sin apenas mirarlo a la cara.
-"Sí, el viejo de esta línea nunca espera a nadie..tuve que coger el siguiente..."
En ese instante se dislumbró a lo lejos el vehículo que debía recogerlos, y una vez ubicado en la parada, ambos subieron.
Lucía se sentó primero, nerviosa aún por aquella pequeña conversación, y seguidamente él se dispuso a hacer lo mismo.
Se acercó de nuevo hasta ella y haciendo una señal con su dedo hacia el asiento de al lado le preguntó con gesto agradable -"Puedo?..", -"Sí..claro.." y apartando sus piernas para que el joven pudiera acomodarse le correspondió con una tímida sonrisa
-"Me llamo Carlos...tú eres...?", -"Lucia...", se apresuró a decir ella.
Los dos jóvenes se enfrascaron en una entretenida conversación durante todo el trayecto, y ella, a pesar de tu timidez, había conseguido sentirse realmente cómoda hablando con aquel desconocido.
Al bajar del autobús y despedirse de él, había tenido la sensación de que volverían a encontrarse, y por un instante pensó, que, la vida, a veces, puede ser maravillosa....

Un verano para olvidar...

Normalmente, el verano, esa época estival, alegre, con gran luz y colorido, ha supuesto siempre un descanso para mí...un tiempo donde he agradecido cierta calma y esa desconexión de lo rutinario. Pero este verano ha sido diferente...He vuelto a encontrarme con viejos fantasmas del pasado, aquellos que en su día me atormentaban y casi destruyen...Me he visto sumergida en una espiral, y una soledad impuesta y no deseada, ha sido compañera en numerosos dias.
Las horas se hacían tremendamente largas, angustiosas incluso, y volví a encerrarme en mi burbuja....No he dejado de soñar ni un solo día, pero a diferencia de este tiempo atrás, esos sueños me dañaban, hacían mi realidad mediocre y tremendamente aburrida. Dejé de salir, descuidé a mis hijos y por supuesto a mí misma, no tenía comunicación con nadie de mi entorno, y el círculo cada vez se estrechaba más y más. Me ví inmersa en una vorágine peligrosa, donde todo parecía carecer de sentido, y mi día a día, se hacía cuesta arriba.

Me he atrevido a reconocer que mi vida no es tan plena como siempre me he esforzado en hacer ver, que existen numerosos huecos, y me niego a seguir parcheando rotos que cada vez se hacen más y más grandes. Sé que he de buscar soluciones, empezar a construir una vida propia, mía, más mía que nunca...empezar a ser egoísta, a desmantelar mentiras e hipocresías, a forjarme, en principio, mi presente y después...Dios dirá...Aun no sé como hacerlo, ni donde empezar a buscar esa ilusión que me impulse a comenzar...Es cierto que cuento con personas que me ayudan, que me escuchan y aconsejan, que están ahí tendiéndome la mano, que han hecho que cada uno de esos días fuera más llevadero simplemente con el hecho de estar ahí, pero el camino he de labrarlo yo, y eso en este momento, es mi única prioridad....

viernes, 25 de septiembre de 2009

"Ilusión..."

Supongo que estoy en una etapa de mi vida en la que necesito encontrar "mi ilusión...", no siempre tiene por qué materializarse en una persona...tan solo necesito encontrar un motivo por el que sonreir cada mañana cuando me levanto....lástima de no disponer de una ventana como la del chico del vídeo....él a través de ese hueco...encontró su ilusión...y un abanico de colores transformó sus, hasta entonces gama de grises, en una nueva vida....