De nuevo.... Javier...

El principal motivo que me hizo abrir este blog fué el miedo.... Miedo, ante todo, de no ser una buena madre, de ahí el título del blog. En numerosas ocasiones he descrito mi angustia y sobre todo mis inseguridades en todo lo relacionado con mis hijos, principalmente con el mayor, y en parte este temor se ha agudizado hoy después de hablar con su profesor.
Hoy recogí sus notas (excelentes), pero la charla con su tutor me ha angustiado de nuevo. Lo describe como a un niño especial, cosa que yo ya sabía, y ya sé que todas las madres pensamos que nuestros hijos lo son, pero es que Javier, realmente lo es. Ha continuado diciendo que es extraordinariamente sensible y que teme que esa gran sensibilidad le dañe en un futuro. Me ha comentado que es sumamente inteligente y que hasta incluso había pensado en hacerle algún tipo de pruebas para saber en qué grado puede ser superdotado... Dios mio!! he temido a esa palabra desde siempre, sobre todo por los cambios a los que se ven sometidos ese tipo de niños, las responsabilidades y la pérdida de infancia que eso conlleva. Él cree reconocer en Javier a uno de ellos, pero lo que no sabría decirme es hasta donde llega su coeficiente. Me ha dejado muy patente que con él se pueden dar dos casos claros: 1º. Que la persona que lo "dirija" le de justo lo que él necesita, sobre todo en cuanto a autoestima, y 2º. Que no sepan encauzarlo y se venga abajo, refugiándose en su propio mundo interior, cosa que lo perjudicaría enormemente.
Él ha podido palpar mi inquietud, y de forma dulce me ha dicho que no me preocupe, que tengo que estar contenta por cómo es.... Pero si yo me siento super orgullosa de mi hijo, lo que temo es equivocarme con él, no saber darle lo que necesita.
La charla se ha alargado bastante y yo cada vez estaba más nerviosa, más intranquila, y el miedo vuelve a apoderarse de mí, porque no hay nada en el mundo que más quiera que su felicidad, y hasta que tenga edad para intentar buscarla por sí mismo, soy yo la que tengo que ofrecérsela en bandeja de plata.
Él ya tiene su propio mundo, desde muy pequeñito... a veces tengo la sensación que no le hace falta nada de fuera, que en su pequeño universo es donde mejor se encuentra y me desespera el pensar que prefiera quedarse sumido en su interior antes que salir ahí fuera y volar....