Cansada de silencios que acaban gritando amenazas beligerantes. Gestos tintados de indiferencia que solo provocan más indiferencia.
Hastío tras indultar a cada uno de tus fantasmas cada día, esos que dejas hablar por tí y que cuentan solo lo que deseas oír.
Mándalos callar.
Que se ahoguen en tu victimismo... y en su confusión.
Que queden mudos de palabra y de hecho.
Ni un verbo más. Imperativos a los que yo no pienso volver a obedecer.
Silencia sus gargantas. Voces repletas de perjurio y traición a una vida que se han ganado a golpe de dudas y recelos.
Para ellos pido una mordaza de justicia y verdad. Para tí, cierta dosis de cordura... y suerte. La vas a necesitar...
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