viernes, 30 de abril de 2021

Del gris... al negro...

He perdido la bondad. Rebusco en cada rincón, con el nerviosismo de quien busca un par de monedas en los bolsillos porque no le llega para el café de la mañana, sin saber muy bien cómo empezar el día sin la dosis necesaria de cafeína, o en mí caso, de ternura.
Ya no reconozco en mí fe alguna. La empatía ahora se refleja ante ese espejo roto al que ya nunca me asomo, y me pellizco las entrañas a veces buscando humanidad, encontrando solo rabia contenida. 
Egoísmos que brotan donde antes había sequía, y carencias que ahora se llenan de lo que arrastran esos lodos. 
Decepciones ante el reflejo difuso de aquella que un día fui. Delirios de quien no se reconoce más que por la sombra... 

jueves, 29 de abril de 2021

Escalera real...

Tú, que comienzas la partida sin marcar las reglas del juego. El que se enfunda el disfraz de un D. Juan de pacotilla, deshojando margaritas justo antes de salir de cacería. Ése que se empeña en construir castillos de naipes en utopías desfasadas, porque teme vivir una realidad que destruya su estridente armadura. 
Si, tú. Aquel que solo sabe repartir sensaciones como si de cartas se tratara en una mala mano de poker. 
Yo... me planto. Soy escalera real. Supera eso. 


lunes, 26 de abril de 2021

Distancias...

Relaciones imposibles e impasibles ante una distancia que impone y escribe un final ya antes de comenzar. 
Y las carencias se suplen con historias inventadas justo antes de dormir, dejando la puerta abierta para los únicos que siguen sin abandonar este barco a la deriva: los sueños. 
Ganas prefabricadas, con patrones establecidos y recortadas con las mismas tijeras de siempre: las excusas. 
Quiero tensar este hilo y traerte a rastras hasta aquí. Pero es como el que tira de una cometa cansado ya de jugar, sin ser consciente que ha sido ésta la que se entretiene volando en libertad a costa del que está al otro lado del hilo. 
Búscame en tus ganas, en tus domingos y en tus noches. Hazlo de madrugada, entre las arrugas de tus sábanas y en cada pliegue de tu cuerpo. Pero hazlo amarrado a mí, sin hilo del que tirar, sin juegos, ni sueños, ni excusas... Solo con la complicidad de la piel sedienta de unas ganas que empapen alma y colchón... Ése que solo sabe alimentarse de sueños cada noche... 

jueves, 22 de abril de 2021

Enmudecida...


Tragedias de papel mojado. Como cuentas de un collar cayendo una a una al fondo de un profundo pozo. Emergen ahora como nubes de humo oscuro y espeso, empujando al cobarde a rodearlas y, desde la distancia, clasificarlas y definirlas con el desdén de aquel que nunca quiso atravesarlas. 
Tristeza sumergida, maquillada ahora por colores de imitación que se venden baratos en cualquier esquina, pero sin la garantía del mercader que es capaz de traficar con ellos.
Y entre tanto disfraz, el desaliento vuelve a ser dueño y señor de miserias enmudecidas ante el dedo que te señala como verdugo de tu propia historia. 

lunes, 19 de abril de 2021

Soledad...


Soledad impuesta por aquellos que esculpieron promesas en la fría losa que hoy la aplasta y encadena.
Vacíos que alimentan al verdugo que ahoga ilusiones y que, a pequeños sorbos, envenena sus ganas.
Y se deja matar cada día un poco más. Sin oponer resistencia. Asumiendo derrotas que colecciona y talla en su piel en forma de collar, aquel que lucirá en cada nueva fiesta, aunque de nuevo ella sea la única invitada...

jueves, 15 de abril de 2021

Como Alicia... en algún país...

Un arcoiris bajo sus descalzos pies la llevaban casi en volandas hacia un destino incierto e inquietante.
Esa alfombra multicolor mitigaba la fria oscuridad que se fundía entre sus vísceras cada día.
Y soñaba... soñaba con ser Alicia en un país de maravillas, y dejar de vivir en un cuento inacabado, o cambiar de fábula y, cual Dorothy, pasear por aquel camino de baldosas amarillas sin miedo a perderse. 
Pero al abrir los ojos el viejo conejo con chistera pasó a ser el verdugo de su conciencia, y aquel camino dorado se tornó en ese barrizal por el que era casi imposible avanzar. 
Y volvió a soñar despierta con aquella senda de relucientes losas amarillas... Ésa por la que caminar entera, sin dejar atascadas en el barro parte de sus entrañas...

lunes, 12 de abril de 2021

Mis mariposas...

Buscando mariposas a cielo abierto.
Rescatando solo aquellas que vuelan bajo. Las que no pudieron llegar hasta aquella nube con forma de delfín. 
Baten sus frágiles alas con movimientos rápidos, como si de una prueba de amor platónico se tratara para ascender alto, pero su reboloteo no las aleja demasiado del suelo.
Las recojo con la punta de mis dedos, sin dañarlas, mientras observo las grietas de esas alas gastadas por mil desengaños y colores diluidos por volar bajo saladas tormentas de lágrimas.
Intento sanar sus heridas ganas, zurciendo sus alas con hilos de doradas ilusiones y, ofreciéndoles abrigo, descansan en el ventrículo izquierdo de este viejo corazón.
Al despertar, se enfundan fantasías renovadas, aquellas que esta vez sí, las llevarán alto...muy alto, y abandonan esta cavidad dejando profundos vacíos, quedando solo de ellas parte del polvo de sus alas en las yemas de mis dedos....

jueves, 8 de abril de 2021

Silencios que mienten...


Sabías que dolería. Y ahí estabas tú: como un pequeño roedor frente a su trozo de queso colocado en una mísera trampa. Dispuesta a correr el riesgo, dispuesta a demostrar que valdría la pena. 
El verdugo no fue la trampa, si no la locura que te envenenaba y empujaba a dar el siguiente paso. 
Y dolió. Dolió en las tripas, en el pecho, en los ojos y en la boca, incluso en los huesos cual humedad incrustada. 
Y el valor se tornó decepción, y las ganas miseria... Y aquella mudez que vestías de verdad, firmó al fin tu sentencia. 
Pobre alma ingenua... tuviste que morir para aprender que algunos silencios, también mienten... 

jueves, 1 de abril de 2021

Esperando ser leída...

Historias guardadas bajo la piel, esperando ser leídas antes de que fueran contadas.
Un nombre y el título de un poema aguardan ser descifrados y, aletargados, buscan quien erice y despierte la dermis bajo la que reposan.
Puntos suspensivos que mecen palabras al compás de silencios que no todos saben leer... ni escuchar... 
Y un punto y final que ancla al pecho el relato tímido y callado de quien solo puede vomitar todo aquello que su corteza, ya no es capaz de tapar...