y piezas que sólo encajan
a martillazos.
Arenas movedizas que no engullen,
sino que escupen podredumbre y miseria,
y un mundo al revés capaz de alistar
a un ejército de orcos;
horribles y gigantescos monstruos
que arrasan cosechas repletas de sueños,
derribando los frutos de la ilusión
de una simple sacudida.
Todo boca abajo.
Sintiendo la sangre acumulada en un cerebro
cansado de no entender.
Lucha titánica que solo produce
la postración de un cuerpo
ausente ya de alma...