
En mi trabajo tengo que estar durante muchas horas "cara al público". Por delante de mí pasan numerosas personas, cada cual con una personalidad diferente, con problemas distintos y también ellos, al igual que yo, tienen días, digamos... no demasiado buenos. Eso hace que, en algunas ocasiones, ciertas personas (afortunadamente una minoría), me hagan sentir...pequeñita...
Es cierto que soy sumamente insegura, pero ciertas miradas maliciosas o comentarios desafortunados, hacen que me sienta en la cuerda floja. E intentando ser objetiva, también debería de admitir que el problema es principalmente mío, no de ellos, por no levantar la cabeza y ser lo fuerte que debería.
Y lo más curioso y contradictorio, es que me gusta tratar con la gente, pero sí que es cierto que desde que he comenzado a trabajar experimento unos cambios de ánimo brutales, haciéndome sentir más que nunca en una montaña rusa.
Me gustaría sentir indiferencia ante aquel que, por ejemplo hoy, me ha hecho sentir estúpida con su comentario después de equivocarme al darle el cambio, o ante la señora que ayer se enfrentó a mí de forma desmesurada porque, según decía "cobrábamos las bolsas muy caras", pero, hoy por hoy, todo me afecta más de lo que desearía, y esa indiferencia aun queda demasiado lejana...
Pero lo mejor de este trabajo es que puedo abrir a diario mi ventana particular de forma mucho más directa. Ya escribí una entrada en la que contaba cómo me pasaba las horas mirando por mi ventana e imaginando la vida, problemas, sentimientos, etc. de numerosos transeúntes. Algunos pasan por delante de mí sin apenas mediar palabra, y en ocasiones me enternezco por un gesto o me llama la atención un rasgo...sirviéndome de ésto sencillamente para seguir avivando mi imaginación (en realidad ése ha sido siempre mi mundo..la imaginación). Pero en otras ocasiones hacen comentarios personales acerca de sus vidas, de sus problemas y de sus emociones... y entonces durante unos minutos me implico en su historia de forma tan directa que apenas si queda algo para la imaginación.
Creo que a pesar de esa inseguridad y de la sensación de ser en determinados momentos diminuta...existen algunas experiencias que me están enriqueciendo....
De todas formas, y por mucho que me empeñe, mi mundo siempre será mucho más acogedor delante de un papel en blanco y sin nadie alrededor...