miércoles, 24 de noviembre de 2021

Graznidos...

Como alimañas se aproximan a ella. Robándole terreno, y tiempo. Revolotean a su alrededor amenazantes, desplegando su oscuridad a la vez que baten sus negras alas. 
Y escucha cómo la acusan. La cuestionan. 
Después, sus palabras parecen herejías escupidas sin piedad y con la cobardía de quien se esconde tras veinte poemas de amor y una canción desesperada, quizá porque siempre fué una malograda Neruda. 
Siente cómo se encoje, haciéndose cada vez más diminuta e imperceptible, y una vez más, es anulada por un graznido sordo y seco que parece brotar de su garganta, convirtiéndose en el verdugo que destripa muchos "por qué"... y algún "porque no"... 
Acabaron con cada destello, pero no se alejaron. Ahora hacen guardia ávidos de brillantes despojos, esperando otro cuerpo capaz de encender la llama de unos ojos vacíos de luz y llenos de gris ceniza... 

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