lunes, 22 de noviembre de 2021

Haberlas, haylas...

Sangre corriendo por las venas
envenenando conciencias 
(y decencias). 
Savia que engendra placeres
y genera ganas en el huésped
que habita cada noche en ella. 


Descarada entre las sábanas, 
busca beber pecados en cálices
consagrados de necios escrúpulos
hasta saciarse de verdad... y perdón. 
Y estruja cada momento con
la plenitud de verse desbordada
de antojos, ansia y osadía. 
Pero es juzgada por pupilas dilatadas 
de rencor, que dictan sentencias 
apuntando hacia fuegos que
redimen culpas más ajenas, que propias. 
Que la quemen en la hoguera.
Mejor morir como bruja, 
que sobrevivir con 
postizas coronas de ojalata... 

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