ocupa el hueco de un estómago
que ya no digiere derrotas.
Ese gran ovillo solo enmaraña
sueños
y ata libertades,
amarrando a la garganta
palabras prohibidas
y pulsos acelerados,
esos que parecen querer escapar
por la boca
en algunas despedidas.
E intento buscar el extremo,
el inicio de toda esa maraña.
Pero solo encuentro
dolor,
rabia
y sed.
Escarbo en bilis
y amargura,
buscando espacio
entre miedos deshilachados
donde pueda volver a anidar
mi prosa gris,
pero solo hallo nudos
que encadenan
y neuras que agonizan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario