me cegaran.
Que el aire de sus aleteos
aliviara rubores y
despejara dudas.
No quiero ver más allá
de ellas,
deslumbrada por colores
que tiñeran grises rutinas
e historias en blanco y negro.
No las necesito en mi estómago,
sino pegadas a mi piel
para que, como viejos tatuajes,
contaran relatos inacabados
e inanimados,
donde yo pudiera ser
heroína en mundos más
propios que ajenos.
Y con ellas adornando mis pestañas,
las miradas serían
faro y brújula,
para no volver a perderme
en caminos de idas
y vueltas desesperadas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario